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  • Foto del escritorElepé

Los cíclopes curarán el cáncer

Actualizado: 18 sept 2022



Al pensar en criaturas de un ojo, usualmente los asociamos a los cíclopes de la mitología griega —gigantes malhumorados y no muy inteligentes—, pero dentro del acopio mitológico humano existen muchas otras criaturas de un solo ojo, como lo son:

Balar: El rey de los fomoré —dioses de la Muerte, lo Oculto y la Noche—, perteneciente a la mitología celta. Es un gigante con un ojo en la frente, el cual abre solamente para causar destrucción cuasi infinita.

Dajjal: Un falso mesías dentro del Islam que se asocia con el fin de los días; análogo al anticristo. Se le representa montado de un asno llamado Abtar —de gran tamaño— y con las letras K,F,R grabadas en la frente —significando 'kafir', o sea 'infiel'.

Las Grayas: Mejor recordadas como las brujas feas de Hércules. Eran deidades preolímpicas, hijas de Forcis y Ceto. Se llaman Dino —'temor', la anticipación del horror—, Enio —'horror', la «Destructora de Ciudades»— y Pefredo —'alarma'. Tenían un solo ojo y un único diente que compartían entre las tres.

Hitotsume-kozō: Dentro del folklore japonés, se les describe como niños de aproximadamente diez años con ojos gigantescos ubicados en el centro de la cara. Son criaturas benignas que se divierten asustando humanos o diciéndoles que se callen, pues prefieren el silencio.

Mapinguarí: Perteneciente a la Mitología del Amazonas —Brasil, Bolivia, Colombia y Perú. Cuenta la leyenda que fue un chamán que, tras descubrir el secreto de la inmortalidad, se convirtió en un enorme monstruo peludo de terrible olor. *claro, porque eso tiene mucho sentido*


Y la lista podría continuar durante un buen rato, el punto es que a lo largo de la historia de la humanidad se les ha conferido poderes sobrenaturales que quizá hayan sido inspirados por una mera malformación congénita, que es la ciclopía. Esta malformación se debe a una división fallida de la cavidad orbitaria durante la fase de desarollo del embrión, causada por problemas genéticos o toxinas; uno de cada 16.000 nacimientos en animales la posee, así como es la causa de 1 de cada 200 abortos espontáneos. Los mismos humanos podríamos estar causando este defecto, pues el «eléboro» es un tratamiento a base de hierbas que combate el malestar en los primeros meses de embarazo, el cual utiliza plantas del género Helleborus —éste en sí no es muy seguro, pues el género incluye más de 20 especies perennes y herbáceas, y muchas de ellas son venenosas—, el problema es que la planta Veratrum californicum suele confundirse con Helleborus, y esta planta contiene toxinas, las cuales suelen atribuirse con la ciclopía.

George Spencer era un hombre feo, calvo y con un ojo de cristal; fue acusado de sodomía y mantener relaciones sexuales con animales; sin embargo, su único castigo fue la flagelación. No fue hasta 1642 que nació un cerdo cíclope, el cual era «una manifestación de Dios en contra de los pecados de Spencer», siendo la primer persona no-nativa en ser ejecutada en Connecticut.


Ya no te gustan tanto los Minions, ¿verdad? Lo bueno aquí es que estudiar esta condición, podría ayudar a los científicos a descubrir nuevos tratamientos para diferentes tipos de cáncer. ¿Cómo? Todo tiene que ver con la manera en que se desarrolla el cerebro: en un embrión de cuatro semanas, el encéfalo se divide en el prosencéfalo, el mesencéfalo y el rombencéfalo; posteriormente, el prosencéfalo se divide en el diencéfalo —convirtiéndose en partes internas, como el hipotálamo— y el telencéfalo —que básicamente es lo que llamamos «cerebro»—, pero hay veces en las que el prosencéfalo no se divide totalmente, lo cual conlleva muchos problemas estructurales. Esta condición es denominada «holoprosencefalia» y la ciclopía es la más rara y severa anormalidad causada por esta condición. Para los investigadores, aprender las causas de esta condición es de gran importancia, pues ayudará, en parte, a prevenir defectos de nacimiento pero también porque tiene mucho en común con los procesos que culminan en ciertos tipos de cáncer.

El gen principal asociado a la holoprosencefalia es el llamado «Sonic hedgehog (SHH)», el cual fue llamado así porque en los mosquitos de fruta crea mutaciones que los hacen ver como si estuvieran cubiertos de espinas —como los erizos. Esta proteína es de gran relevancia en el proceso embrionario: le indica al prosencéfalo cómo diferenciar y formar ambos hemisferios cerebrales. Aunque este gen sea de vital importancia en embriones, suele permanecer «dormido» tras el alumbramiento, pero si se llega a activar, puede causar la división incontrolable de células, llevando a todo tipo de cánceres.


En 1968, investigadores descubrieron un compuesto que interfería con este gen, gracias a una población de ovejas cíclope en Idaho que mantenían vivas y reproducían. Tras una década de investigación, lograron aislar el mismo compuesto que se hallaba en una planta: el california veratrum, a este compuesto lo denominaron «ciclopamina». Y si vas poniendo atención, recordarás que las mujeres suelen utilizar esta planta —aunque sea por equivocación— para mitigar los malestares inherentes al embarazo. Mal ahí.

Ahora que se tiene un mejor entendimiento del proceso embrionario y del gen SHH, se busca utilizarlo para salvar vidas. Tomará su tiempo, pues la ciclopamina es una molécula complicada y difícil de asimilar y absorber por el cuerpo humano, pero ya hay versiones de la ciclopamina que están siendo utilizados en cánceres pancreáticos y de piel. Así que algún día se contará la historia de cómo unas ovejas que nacieron siendo diferentes salvaron la vida de cientos de miles cada año.


#ciencia #mitología #biología

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