Psicología evolutiva
Actualizado: 18 sept 2022

Toda la vida me he preguntado por qué no soy la misma persona que fui ayer, por qué puede decirse que sigo siendo yo, cuando claramente mi "yo" de hace tres años era muy diferente, cómo afectan las experiencias cotidianas a mi comportamiento futuro, por más intrascendentes que sean. La psicología, como casi siempre, ofrece respuestas a mis preguntas.
La psicología evolutiva es el interesantísimo estudio de cómo cambia la gente a lo largo de su vida, busca comprender la manera en que las personas perciben, entienden y actúan en un mundo en el cual son completamente ajenos y cómo se acopla esa perspectiva a un ambiente de cambio constante, ya sea por aprendizaje o "maduración". El desarrollo de este proceso es sistemático y continuamente se accede a estados más complejos que los anteriores. La herramienta a utilizar es el método científico y las bases son: la psicología genética de Piaget, el modelo socio-cultural de Vygotski, las teorías del aprendizaje, el modelo del procesamiento de la información y el modelo etológico, entre otras. Para saber por qué somos la persona que somos, tendríamos que estudiar nuestro contexto histórico, socio-económico, cultural y étnico, recordando que el cambio es un proceso vivo, continuo y altamente maleable.
Según Erik Erikson —psicoanalista estadounidense de origen alemán—, existen tareas inherentes a cada etapa del desarrollo humano. Estas tareas son impuestas por la sociedad y la cultura, las cuales varían de acuerdo a la época. A través del proceso de socialización, el cumplir estas tareas llega a convertirse en un modelo a seguir del propio individuo, marcando su proceder en determinados momentos de su vida. Porque, claro, qué sería de nuestras vidas si no hubiese modelos preconcebidos de cómo pensar, actuar, caminar, respirar... Desde un punto de vista pragmático y utilitario, el regirse por un modelo social es totalmente aceptable, puesto que la continuidad y desarrollo del grupo están en juego, el problema se da cuando en ese devenir implantan deseos y creencias con intereses económicos, pero es tema para otra ocasión.

La psicología evolutiva no surgió de un día para otro, su historia se escinde en tres etapas:
•Inicios: Esta primer etapa abarca del siglo XVIII a principios del siglo XIX, aquí aparecen varios estudios acerca de niños, junto con El origen de las especies de Darwin, que, aunque mantenga un enfoque puramente biológico y estructural, supuso un cambio en la mente colectiva respecto a que el hombre no es inmutable, sino que evoluciona.
•Conversión de la psicología evolutiva a una disciplina independiente: La psicología evolutiva se comienza a estudiar en Estados Unidos, donde se crearon centros de investigación para realizar estudios acerca de la medida y los factores comprendidos de la inteligencia.
•Desarrollo e implementación: Podría llamarse la etapa actual. Aquí se revisaron las teorías existentes y se elaboraron nuevas, aportando respuestas vanguardistas a la epistemología psicológica.

La formación de la personalidad se ve afectada por diversas variables, tanto internas y heredadas como externas y determinadas por el ambiente. Un punto muy importante son las fantasías, las cuales son una expresión mental de los instintos y existen desde el comienzo de la vida. Éstas siempre están activas en el inconsciente de todo individuo y son fundadas en experiencias reales. Surgen como un mecanismo defensivo ante la privación de un deseo, satisfaciendo impulsos naturales sin recurrir a la realidad externa: es una estrategia para saciar una necesidad. La estructura de la personalidad es determinada en gran parte por las fantasías más recurrentes. Estas fantasías a su vez se ven afectadas por la teoría del aprendizaje, la cual se basa en la idea de que el desarrollo es la consecuencia de la suma de experiencias vitales que influyen en la conducta provocando cambios duraderos, pero que son modificables a través de nuevas experiencias de aprendizaje. Postulan que es la adaptación al ambiente lo que lleva al ser inteligente a modificar sus patrones de actuación para concebir una mejor ejecución.
Los inicios de la investigación conductual aparecen en la filosofía de John Locke, quien comprende a la psique humana como una tabula rasa —latín para «tabla rasa», aludiendo a una tablilla sin inscribir: exenta de contenido—, es decir, no traemos “prefijados” ningún patrón cuando venimos al mundo, sino que llegamos “limpios” y son nuestras experiencias vitales las que conforman nuestra personalidad. No es posible desarrollar ninguna habilidad si no es a través del aprendizaje, realizándose éste a través de los sentidos.
Básicamente, es por eso y más que ninguna persona es igual a otra, porque cada momento vivido, cada recuerdo latente, cada disgusto o regocijo experimentado nos hace únicos, así como un mismo evento puede ser pensado de maneras tan diferentes como personas hay vivas. Las experiencias que acumulamos van moldeando nuestro pensamiento, llevándonos a ser alguien diferente cada segundo de nuestras vidas. Solamente existimos como acopio de diversas sensaciones y razonamientos, dentro de un eterno presente que inexorablemente afecta nuestro futuro.
