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La muerte

Actualizado: 18 sept 2022



"Acostúmbrate a pensar que la muerte para nosotros no es nada, porque todo el bien y todo el mal residen en las sensaciones, y precisamente la muerte consiste en estar privado de sensación. Por tanto, la recta convicción de que la muerte no es nada para nosotros nos hace agradable la mortalidad de la vida; no porque le añada un tiempo indefinido, sino porque nos priva de un afán desmesurado de inmortalidad. Así pues, la muerte no es real ni para los vivos ni para los muertos, ya que está lejos de los primeros y cuando se acerca a los segundos, éstos han desaparecido ya. Por tanto, practiquen la filosofía tanto el joven como el viejo; uno, para que aún envejeciendo, pueda mantenerse joven en su felicidad gracias a los recuerdos del pasado; el otro, para que pueda ser joven y viejo a la vez mostrando su serenidad frente al porvenir." —Extracto de cartas de Epicuro a Meneceo.


La muerte es un fenómeno que atañe a todo ser orgánico; ha existido desde mucho antes que nosotros y seguirá existiendo cuando nuestra especie haya perecido, pero subsiste como un concepto abstracto: no tiene lugar en nuestra realidad, simplemente le asignamos vocablos para poder representarla. Sin embargo, afecta tanto a jóvenes como a ancianos, a occidentales como a orientales, a hombres como a mujeres, es por eso que las mentes más brillantes de toda época se han cuestionado la naturaleza de este inevitable acontecimiento, atacándolo desde diferentes perspectivas ideológicas como lo son la teología, la filosofía, la biología, la física, entre otras.

Robert Lanza, conocido por sus investigaciones sobre células madre, clonación, ingeniería de tejidos y su teoría acerca de un universo biocentrista, afirma en esta última que el universo sólo existe debido a la conciencia de un individuo sobre sí mismo, así como con los conceptos de «espacio» y «tiempo», los cuales son meros instrumentos de la mente. Creemos en la muerte porque nos asociamos con nuestros cuerpos, los cuales se encuentran en un proceso de degradación constante que culmina en la cesación del mismo. El biocentrismo se basa en la idea de universos paralelos y manifiesta que al morir, nuestra vida se convierte en una «flor perenne que vuelve a florecer en el multiverso». Así, la muerte no existe en ningún sentido real, pues no hay verdaderos límites según los cuales se pueda definir.


Platón en Fedón, o la inmortalidad del alma presenta sus argumentos de esta manera:

*Existen los contrarios que se originan en los opuestos. La vida y la muerte son contrarios y la vida produce la muerte, así que se puede suponer que la muerte produce la vida en un proceso cíclico eterno.

*Alude al conocimiento a priori que posee el hombre que no pertenece al mundo sensible, como las normas y los modelos absolutos, los cuales deben provenir de un estado anterior de existencia. Los jóvenes pueden ser inducidos a enunciar verdades matemáticas aunque no hayan recibido ninguna educación, por lo tanto el aprendizaje es sólo un recuerdo de lo que ya se conoce.

*El alma es fuente y principio de movimiento, que tiene que ser increada porque si fuese creada no sería un principio; además de ser indestructible, su movimiento ha existido siempre, de lo contrario, todo terminaría.

Platón afirma que esta vida es una preparación para la eternidad, así como señala a Eurípides que podría estar en lo cierto al pensar que la vida en este mundo es la muerte, y la muerte en realidad es la vida.


Los celtas rendían culto a Cernunnos, el dios de la naturaleza, así como el Señor de la fertilidad y Amo de los bosques. Todo animal, tanto acuático como terrestre, le honraba pues les otorgaba la energía necesaria para sobrevivir en la vida salvaje. Pero así como era dios de la vida, también lo era de la muerte. Los celtas creían que su canto servía a los muertos para tranquilizarlos cuando experimentaban la angustia de transitar hacia el Otro Lado, su voz los reconfortaba y los hacía aceptar su destino. Su imponente cornamenta manifestaba la grandeza de la ramificación de los árboles, los cuales para el dios representaban lo más sagrado de la naturaleza: eran un símbolo de sabiduría y poderío que todo hombre debía respetar. Sin embargo, Cernunnos fue visto por las religiones occidentales como un demonio. De hecho, la creación de la figura de Satanás en la Edad Media adoptó la cornamenta y las patas de cabra como campaña proselitista en contra de las religiones paganas, siendo la celta una de ellas.


Cada instante que pasa, cada respiro nos acerca más a la muerte. «Todo es incierto; sólo la muerte es cierta», afirmaba San Agustín. Heidegger pensaba que el hombre sólo alcanza la autenticidad con la muerte, así como Hegel la consideraba la liberación del espíritu que se halla encerrado en la naturaleza, a diferencia de Sartre que veía a la muerte como «una aniquilación que en sí no es más que una de mis posibilidades». Perspectivas a favor y perspectivas en contra. Personas que pretenden no atormentarse por las noches a causa de nuestro inevitable final. En gran parte, la religión se sustenta gracias a que ofrece un consuelo ante tal calamidad: te brinda un auxilio solamente equiparable a un abrazo maternal que intenta mitigar los sollozos de su cría. La muerte nos aterra porque estamos conscientes de que vendrá, se llevará a las personas que más queremos y nos dejará completamente solos, y no podemos hacer nada para impedirlo. Somos esclavos del tiempo, y como esclavos que somos, no tenemos ni voz ni voto.

Quizá la muerte no sea el problema, sino la vida. Nos gusta pensar que somos una única persona a lo largo del tiempo, que somos el mismo infante que vivió ingenua pero intensamente, quizá dejamos de ser esa persona hace mucho, muriendo infinitas veces antes de una muerte definitiva. Quién sabe, pero al final del día simplemente somos energía altamente condensada en forma de átomos estructurados de cierta manera que posibilitan el estudio de nosotros mismos. Somos seres pensantes, pero eludiendo términos reduccionistas, somos el universo mismo, somos la energía subyacente e imperecedera, somos Dios, y no hay mayor deleite que investigar y descubrir nuestra propia naturaleza.

#muerte #filosofía

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