El buen salvaje
Actualizado: 18 sept 2022

Se nos ha hecho creer que la llegada de los españoles al continente americano fue devastadora, cruenta e inhumana, y que esa explotación era justificada por la Corona Española bajo la premisa de que los americanos autóctonos eran incapaces de gobernarse a sí mismos, pues eran algo parecido a animales salvajes, y la verdad sí fue así, pero también había cronistas y misioneros que abogaban por los derechos del indígena, como es el caso del dominico Antonio de Montesinos, quien, en Santo Domingo, es el primero en decir "Oye, quizá sí son personas y deberíamos tratarlos como tal"; el fraile español denuncia el maltrato por parte del mismo español y reivindica la dignidad de los conquistados como "hijos de Dios". Luego, Bartolomé de las Casas, el "apóstol y protector de los indios", inspirado por el trabajo humanista de Antonio de Montesinos, dedica su vida a defender y otorgar derechos a los subyugados, permitiendo la creación de leyes como las Leyes de Burgos (primera ley ratificada en 1512 por la Monarquía Hispánica en la que se abolió la esclavitud indígena) o las Leyes Nuevas de Indias (promulgada en 1542, es una especie de constitución política del Nuevo Mundo en donde, en cuarenta capítulos, se proclama la libertad de los indígenas, suprime las encomiendas y regula gratificaciones otorgadas a los conquistadores). Y claro, no fueron los únicos españoles con sentido común, pero la pregunta en cuestión es: si desde 1511 (en el llamado "sermón de Montesinos", al cual asistieron tanto teólogos como juristas y encausó la reunión en Burgos para ratificar en 1512 las leyes del mismo nombre) se hallaba esta idea de equidad y justicia hacia el indígena, ¿por qué siguió, y sigue hasta nuestros días, siendo considerado como menos que el hombre blanco? Por un lado porque las Leyes de Burgos dieron libertad, mas se justificaba la guerra si los indígenas americanos oponían resistencia a la evangelización, y se les obligaba a trabajar, siempre y cuando se les pagara una cantidad justa y proporcional al trabajo realizado (muchas veces se les pagaba con especias y no con dinero), y por el otro, porque nosotros mismos perpetuamos prejuicios sobre la jerarquía social mediante nuestra ignorancia o incapacidad. Vivimos bajo el poderío blanco y constantemente programan nuestro cerebro para creer que es así, es inevitable.

Más esta idea del indioamericano siendo una bestia inculta, incapaz de raciocinio o incluso de portar humanidad (legado de Aristóteles, que, como ya sabemos, su filosofía imperó en Europa durante toda la Edad Media, quien en su obra Política consideraba al otro, al indio, como "siervo por naturaleza"), no siempre ha dominado el ideario europeo, pero no fue hasta la Ilustración, gracias a Rousseau, que la imagen de las poblaciones indígenas dio un giro de 180° y se consideró incluso mejor que la civilización europea. Rousseau, en su Discurso sobre la desigualdad entre los hombres, no habla directamente acerca de las culturas precolombinas, sino que habla del hombre en su estado de naturaleza, el buen salvaje, y de cómo éste es un ser individual, el cual se torna débil, temeroso y rastrero al adaptarse a la sociedad, y es aquí donde concibe su famosa cita «El hombre nace libre pero vive encadenado», pues cree que llegamos al mundo con predisposición a actuar con rectitud moral, mas es la sociedad avanzada mediante violencia sistémica generada por estratos sociales (los pobres piensan que es injusto que haya ricos tan ricos y pobres tan pobres), el trato perverso del dominio del hombre por el hombre e irresponsabilidades del Estado como la corrupción e injusticia legal que hacen que el hombre se convierta en malo. Así, pues, para Rousseau, el buen salvaje, en su estado primigenio de incorrupción, justicia y pacifismo, vaga por la naturaleza, carente de domicilio y en paz con sus semejantes, y es aquí donde se reivindica la posición del "otro", del sin voz, donde se busca armonizar el estilo de vida civilizado con los preceptos de la naturaleza. Desgraciadamente, quedó en la teoría (pues ¿quién querría dejar los lujos para irse a vivir a una cueva comunal?), pero sirvió a los europeos para repensar el lugar en el cual habían situado a los amerindios y, con el paso del tiempo, otorgarles el verdadero lugar que merecen en esta hermandad que llamamos "Humanidad".
En toda época y en toda sociedad siempre habrá ideas retrógradas, abusos de poder, prejuicios tóxicos y brutalidad dirigidos hacia el más débil, hacia el diferente, pero también habrá una luz, pensadores justos que no se contentarán con ignorar los problemas, que alzarán la voz y defenderán a aquél que ha perdido la capacidad de defenderse por costumbre y cansancio. Mi consejo final: opten por el humilde camino del noble, la corrupción ética y moral jamás tendrán justificación ni excusa. Sean ese/esa superhéroe/superheroína que aspiraban a ser de niños/niñas, no permitan que la maldad contamine y destroce al mundo; siempre hay opciones, siempre se puede mejorar.