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Apología de las drogas

Si algo he aprendido en mi relativamente corta vida, es que nada es blanco o negro, bueno o malo, todo siempre cuenta con matices insospechados y ocultos a miradas limitadas e inexpertas, pero en muchos casos las cosas son presentadas, mediáticamente, como un bien milagroso o un mal catastrófico, debido a los intereses de quien paga la tinta.


Siguiendo esa línea de pensamiento, si pretendemos tener una opinión carente de sesgos, la solución es investigar todo matiz posible, para crear un juicio más completo y menos cuadrado, menos carente de visión. A eso aspiro con este blog: hablar de las drogas desde una perspectiva multivariable, sin encasillar prácticas ni recurrir a prejuicios añejos o asincrónicos.


Teoría del mono dopado


Terence McKenna con un hongo en la mano, imagen realizada con Stable Diffusion.
Terence McKenna con un hongo en la mano, imagen realizada con Stable Diffusion.

En 1992, el etnobotánico Terence McKenna publica El alimento de los dioses: la búsqueda del árbol original del conocimiento. Una historia radical de las plantas, las drogas y la evolución humana. La etnobotánica es el estudio de la relación que tienen los seres humanos con la vegetación; McKenna dedicó su vida a investigar la relación simbiótica que tenemos con las plantas.


En este libro, propone la polémica teoría del mono dopado, la cual expone que la revolución cognitiva que llevó al Homo erectus a ser el Homo sapiens fue no solo influenciada, sino incluso provocada por la psilocibina presente en los hongos Psilocybe cubensis.


Este hongo es coprófilo, significando que germina en estiércol. McKenna nos cuenta que, debido a la creciente desertificación de África, los humanos buscaron alternativas de alimentación, y recurrieron a los bovinos de ese entonces, que serían los animales más cercanos a las preciosas vacas que conocemos, amamos y exprimimos hoy en día.


Al cazar a estos animales, nuestros antepasados se fueron dando cuenta de que en sus heces fecales crecían unos pequeños hongos, por lo cual era como un 2x1.


La psilocibina, como podemos constatar hoy en día gracias a múltiples estudios, mejora la agudeza visual, habilidad que enriqueció la destreza a la hora de la caza y se tradujo en un mayor suministro de alimentos. Además, este alucinógeno aumenta la libido y la energía, ocasionando un mayor éxito reproductivo.


La «disolución del ego» es un término ampliamente utilizado en el ámbito psicodélico y refiere a un «sentimiento completo de unidad con el universo o pérdida de uno mismo». Psicobiológicamente hablando, la disolución del ego es una mayor concentración de glutamato —neurotransmisor excitador relacionado con diversas patologías neurodegenerativas— en la corteza prefrontal media y una disminución de los niveles en el hipocampo; esto significa un incremento tanto en la capacidad de aprendizaje como en la memoria —sin mencionar los posibles tratamientos para la ansiedad, la depresión, el Alzheimer e incluso la esquizofrenia.


Abundante comida y días y noches de sexo desenfrenado aunadas a un sentimiento de armonía universal dieron pie una mayor vinculación social dentro de las primitivas comunidades humanas, lo que, a su vez, crearía la necesidad de comunicación. Es así como se desarrollan nuevas áreas cerebrales, como el área de Wernicke o el área de Broca, especializadas en el lenguaje.


Esta, a grandes rasgos, es la teoría del mono dopado de Terence McKenna y, aunque no lo hayamos comprobado ni historiográfica ni arqueológicamente, está de más cuando sabemos que toda cultura, desde la gélida Siberia hasta la afable Centroamérica, reverenciaba los hongos con psilocibe, siempre refiriéndose a ellos como «la comida de los dioses».


Por si fuera poco, el micólogo Paul Stamets en 2017 dio una conferencia en la Asociación de Agricultura Ecológica, en la cual defendía esta teoría, apoyado por la narrativa de que hace 200,000 años se duplicó la capacidad cerebral, y aún no existe respuesta lógica a este suceso.


El chamanismo sabinesco


María Sabina, imagen realizada con Stable Diffusion.
María Sabina, imagen realizada con Stable Diffusion.

Conocida como «La sabia de los hongos», María Sabina Magdalena García fue una chamana mazateca famosa por curar a través de «la magia de los hongos». En la cultura mazateca, estas setas psicodélicas son utilizadas ampliamente en rituales y cánticos religiosos, más concretamente para «hablar con Dios».


Este último detalle es importante porque su método curativo no implicaba que la persona enferma ingiriera los niños santos, nombre por el cual llamaba a los hongos, sino que era ella quien lo hacía y, entonces, en estado de trance, recibía el conocimiento para poder sanar males y heridas: ella se consideraba un simple recipiente que obtenía información e interpretaba órdenes.


Se cuenta que su fama era tal que personajes como John Lennon, Bob Dylan, Aldous Huxley e incluso Walt Disney fueron parte de sus ceremonias, lo cual explicaría la gran imaginación y creatividad con la que contaban estos artistas.


Sin embargo, esta situación le trajo grandes desdichas, ya que la cultura mazateca tenía políticas bastante estrictas sobre sus rituales, y el gran número de extranjeros que iban a destrozar la pequeña comunidad de Huautla de Jiménez, en Oaxaca, ocasionó que sus paisanos quemaran su casa y la exiliaran de la comunidad. Fue ahí cuando comenzó a viajar por todo México, llenando de poesía, canto y sabiduría todo lugar al que llegaba.


El respaldo científico del beneficio de las drogas


"Happy drugs", imagen realizada con Stable Diffusion.
"Happy drugs", imagen realizada con Stable Diffusion.

Aunque hasta ahora lo parezca, este blog no está enteramente dedicado a los hongos alucinógenos, por lo que ahora toca hablar de otras sustancias.


Dos de los principales compuestos psicoactivos del cannabis son el CBD —cannabidiol— y el THC —tetrahidrocannabinol—, siendo solamente este último psicotrópico. El término «psicoactivo» significa que interactúa con el sistema nervioso central, mientras que «psicotrópico» implica alteraciones en los estados mentales. El CBD, al igual que la melatonina y la cafeína, es psicoactivo, mientras que el THC, al igual que compuestos del LSD y de las anfetaminas, es psicoactivo a la vez que es psicotrópico.


El CBD cuenta con grandes ventajas terapéuticas y analgésicas y, al no tener propiedades psicotrópicas, no provoca alteraciones mentales; no te da un “viajesote”, vaya. Incluso el THC cuenta con múltiples ventajas que aún no han sido estudiadas a fondo debido a las estrictas regulaciones generadas por la Guerra contra las drogas, iniciada hace décadas por Nixon (de ahí que la portada de este blog sea, irónicamente, Nixon metiéndose unas líneas de coca), impulsado por prejuicios raciales y políticas segregacionistas.


Algunos de los potenciales beneficios farmacéuticos del cannabis incluyen: regulación y prevención de la diabetes, alivio de dolor crónico, ayuda a tratar tanto la depresión y la ansiedad como el déficit de atención, disminuye la frecuencia e intensidad de ataques epilépticos, retrasa el Alzheimer, reduce la presión ocular del glaucoma y el dolor de la artritis, aminora los temblores característicos del Parkinson y mucho pero que mucho más.


La cocaína, de igual manera, cuenta con propiedades anestésicas y vasoconstrictoras, por lo cual no solo puede utilizarse como anestesia durante operaciones, sino también como método para detener el sangrado.


El MDMA, mejor conocido como «éxtasis», tiene gran potencial como tratamiento en desórdenes de estrés postraumático, causa número uno de suicidios en soldados que han tenido la mala suerte de ir a alguna guerra. Esto se sabía hace cuarenta años que fue catalogada como una droga «sin potencial farmacéutico», e incluso la comunidad médica se manifestó en contra de la legislación.


El LSD mucho tiempo estuvo desregulado, el problema fue que el movimiento contracultural de los 60s, también conocido como «hippie», lo llevó a los excesos y le dio una razón al gobierno para sancionar su uso. Gran cantidad de estudios respaldan su potencial benéfico en el tratamiento de ansiedad, depresión y adicciones, como el alcoholismo. Hoy en día, las microdosis de LSD son ampliamente utilizadas en Silicon Valley, la meca de la tecnología y hogar de algunas de las personas más inteligentes del mundo.


Podría seguir con cada una de las drogas que existen, pero creo que se entiende el punto. Lo que causa daño no es la sustancia en sí, sino el uso que le damos, similar a cómo el veneno sirve para crear su propio antídoto.


El narco, una lamentable consecuencia de la negligencia y el financiamiento político


Donald Trump fumando un porro, imagen realizada con Stable Diffusion.
Donald Trump fumando un porro, imagen realizada con Stable Diffusion.

Y no podemos dar por terminada la narrativa de las drogas sin tener en cuenta al narco, así que... ¿Qué es el narco? El narcotráfico es una actividad que forma parte del crimen organizado; es decir, es un subgrupo de la delincuencia. Narcotráfico hay aquí y en China, pero cada célula criminal cuenta con sus propias características particulares debido tanto a su desarrollo histórico como a su evolución contingente.


México es un país que por muchos años ha sido el perro de Estados Unidos: espera a que el soberano todopoderoso coma, para así poder disfrutar de las míseras sobras. El narcotráfico en México está financiado por la industria armamentista estadounidense, a la vez que está protegida por las altas esferas políticas, porque con dinero baila el perro.


La corrupción, la pobreza, la falta de educación y oportunidades, la carencia de núcleos afectivos, el maltrato y la negligencia familiar: México es un caldo de cultivo de narcotraficantes. El problema es estructural, nunca individual. El niño que comienza de halcón lo hace porque en la delincuencia encuentra una salida a la mierda en la que está sumergido, no porque su mayor anhelo en esta vida sea morir a los trece años por siete balazos que le atravesaron el cuerpo. Nadie delinque por gozo, se delinque por necesidad, por hambre.


Países que estúpidamente le han declarado la guerra a las drogas, como Estados Unidos y México, solamente acaban con cárceles atascadas de gente pobre y sin alternativa; en cambio, países que ven a las drogas como un problema de salud pública, en vez de un delito, y hacen algo para mejorar la vida de sus habitantes, como Islandia o Finlandia, acaban con tasas increíblemente altas de reinserción social. El humanismo es la cura a todos los males.


En fin, no soy más que un porcentaje minúsculo de las estadísticas; no tengo poder alguno sobre mi realidad inmediata, mucho menos afectaré la situación del país con mis acciones, lo único que tengo es mi voz, y con ella denunciaré la sordidez de este mundo hasta que me sea imposible continuar, y, con un poco de suerte, cambiaré la forma de pensar de dos o tres personas que me encuentre en el camino. Soy un fiel creyente del efecto mariposa, así que confío en que las pequeñas acciones del hoy representarán cambios grandes en el mañana. Ingenuo, quizá, pero prefiero padecer ingenuidad que indiferencia.

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