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Depresión y alimentación: dos caras de la misma moneda

Actualizado: 15 jun

La depresión es multifactorial; esto quiere decir que hay gran cantidad de cosas que la ocasionan, como el consumo excesivo de sustancias que alteran la neuroquímica del cerebro (por lo general, se piensa en drogas, pero tanto el azúcar como las redes sociales también modifican los patrones neuroquímicos), situaciones ambientales (traumas de la infancia, soledad, estrés), predisposición genética (por fin, algo qué agradecerle a mi padre), neuroanatomía irregular (amígdala, corteza cingulada, corteza prefrontal o hipocampo con tamaño anormal) o incluso la alimentación. Hoy me ocuparé de este último apartado, que es de los que menos se habla (esto porque así lo quiere la gente de dinero) y de los pocos sobre los que realmente tenemos control.


La dieta occidental


Niko Avocado, una víctima más de la sociedad del espectáculo.
Niko Avocado, una víctima más de la sociedad del espectáculo.

Un estudio realizado por la Universidad Autónoma de Nuevo León, concluye que una dieta alta en azúcares refinados y grasas saturadas influye en la aparición y evolución de los síntomas depresivos. ¿Conoces la llamada “dieta occidental”?, es la terriblemente insalubre dieta que Estados Unidos nos ha impuesto: alta en grasas saturadas y azúcares refinados y baja en fibra y vitaminas. Desglosemos esta dieta.


¿Qué son los “azúcares refinados”? Los alimentos contienen azúcares o edulcorantes naturales (como la fructosa y la lactosa), es por eso que una manzana nos sabe dulce, mientras que los azúcares refinados o procesados son aquellos que extraemos industrialmente de frutas como la caña de azúcar (por ejemplo, la sacarosa); es aquella que viene en sobrecito y le ponemos al café y al agua de limón. El problema con ese proceso de “refinamiento” es que se dejan fuera aquellas cosas benéficas, como las vitaminas, los minerales y la fibra. Los azúcares refinados, al ser puramente azúcar, pueden causar hiperglucemia (niveles altos de azúcar en la sangre), y el cuerpo bajo esta afección no obtiene energía ni de la grasa ni de la glucosa ingerida, lo cual no solo puede ocasionar un coma diabético, sino que también puede culminar en una deshidratación grave que pone en peligro la vida.


Y la cosa no acaba ahí, los azúcares procesados no aportan absolutamente nada al desarrollo biológico, en el momento solamente producen sobreexcitación, hiperactividad y dificultad para concentrarse y recordar cosas, para, posteriormente, producir somnolencia y sensación de hambre, ya que realmente no consumiste nutriente alguno.


Pero recordemos (que ya se me había olvidado) que este blog trata de la depresión, así que ¿qué tienen que ver los azúcares refinados con la depresión? Este tipo de azúcares, que podemos encontrar en prácticamente todo: dulces, cereales de desayuno, helados, fast food, refrescos, bebidas energéticas, mermeladas, yogur, etcétera, no solo producen obesidad, diabetes y enfermedades inflamatorias, sino que también consumen las vitaminas del grupo B, íntimamente ligadas al estado de ánimo. Altas cantidades de glucosa en la sangre se traducen en energía repentina y anormal, que después pasan a ser fatiga, irritabilidad, mareos, insomnio, sudoración y sed excesivas, visión borrosa, comportamiento agresivo, ansiedad y, claro, depresión. Te propongo algo: piensa en qué alimentos no tienen azúcar artificialmente añadida.


Ahora, ¿qué son las “grasas saturadas”? Estas se encuentran principalmente en alimentos de origen animal, en el aceite de coco y el aceite de palma; algunos ejemplos son la carne de vaca, de cerdo, de pollo, el queso, la leche, el helado y el yogur. Estas grasas pueden ser visibles (por lo cual también se denominan “grasas sólidas”), como la grasa en la piel de pollo o en la leche, o invisibles, como aquellas en galletas y panes. El consumo excesivo de este tipo de grasas daña los vasos sanguíneos, ocasionando el endurecimiento de las arterias (aterosclerosis). Además, afectan los niveles de colesterol en la sangre y aumentan el riesgo de padecer afecciones coronarias.


Todo esto significa mayor riesgo de enfermedades cardíacas y cerebrovasculares, debido a la acumulación de colesterol en los vasos sanguíneos, como un ataque al corazón o un derrame cerebral, aumento de peso, ya que todas las grasas (saturadas, poliinsaturadas, monoinsaturadas y trans) contienen el doble de calorías que carbohidratos y proteínas.


En cuanto a la depresión, estos ácidos grasos penetran directamente en el cerebro a través del riego sanguíneo y alteran el hipotálamo. Tras décadas de estudio, se ha encontrado una correlación directa entre el tamaño del hipotálamo y la depresión. Esta área del cerebro tiene funciones importantes en el estado de ánimo: un sistema de respuesta ineficiente ante el estrés, que, generalmente, se activa en situaciones críticas, pero que en personas que padecen depresión se encuentra activo en todo momento. Esto, obviamente, a nivel cerebral es extenuante.


¿Otra vez tú, Estados Unidos?


La hipocresía estadounidense
La hipocresía estadounidense

Ahora, ¿por qué culpo a Estados Unidos? No es solamente que me encante tirarle mierda porque son la razón de que todos los países subdesarrollados o en vías de desarrollo sufran corrupción, pobreza, inequidad, desigualdad, extractivismo, corporativismo, golpes de Estado, asesinatos a personajes clave en movimientos por los derechos y una larga lista de atrocidades que ‘murica encabeza como vencedor indiscutible, sino porque, como el perro que recoge las sobras que somos, todo lo que creemos y adoramos viene de Estados Unidos, incluyendo los productos alimenticios.


¿Qué nos gusta desayunar? Huevos con tocino o cereal, los primeros altos en grasas saturadas y el segundo en azúcares refinados, y ¿de dónde viene la idea de qué es el desayuno ideal?, de las campañas de marketing de Edward Bernays, sobrino de Freud y sobre quien ya escribí un blog que puedes leer aquí. ¿Qué es lo que podemos comprar en la tienda de la esquina? Productos altos en azúcares refinados, y ¿de dónde vienen esos productos? Así es, del Satanás del norte. ¿Qué es lo consideramos una “salida” con amigos? Ir a tomar un Starbucks mientras vemos nuestros celulares, y, como ya bien sabemos, este producto contiene niveles altísimos tanto de azúcares refinados como de grasas saturadas. Una vez incluso leí que una persona sufrió un ataque hipoglucémico tras ingerir un solo “café” de Starbucks. Cuando un niño cumple años, ¿a dónde lo llevan sus padres a festejar? A McRoñas, a Burguer King, a KFC o a cualquier otro establecimiento en donde lo único que le están regalando es una muerte prematura. A esto es lo que se conoce como “dieta occidental”.


En fin, mi trabajo simplemente es pasar la información, cada quien decide qué hacer con ella; yo mismo que he sabido esto por años no he hecho mucho por cambiar mi alimentación, así que ¿con qué cara puedo pedirle al resto del mundo que deje de matarse un día a la vez? Tampoco diré que la depresión es un trastorno mental totalmente dependiente de la ingesta nutrimental, pues, como bien aclaré al principio, es un grupo de afecciones multifactorial, pero creo que es importante hacer todo lo que esté en nuestro poder para cambiar aquello que nos afecta, razón por la cual todos los días hablo sobre los males que ocasiona la hegemonía gringa. Estados Unidos es mi musa. Al final del día, ¿qué es un héroe sin un villano?

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