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Hegel y el espíritu absoluto

Actualizado: 8 mar 2021



La historia de la filosofía está repleta de especímenes humanos que se han sentado a cavilar sobre la naturaleza humana y las condiciones que hicieron posible su existencia, y algunos han creado sistemas intrincados que dan una respuesta racional al sinsentido que es la existencia consciente. Hegel fue uno de estos últimos, venerado y respetado en sus tiempos, adorado cual estrella de rock que inhala cocaína en sus conciertos y destroza televisores en sus tiempos libres. Se cuenta que Hegel escribía sus libros marihuano, razón por la cual son tan difíciles de comprender, y que su "dealer" era el buen Alexander von Humboldt, el geólogo, astrónomo, naturalista y explorador prusiano, personaje interesantísimo que, durante sus viajes por la Nueva España, descifró el calendario azteca, además de propagar por toda Europa las ideas humanistas sobre las pésimas condiciones de trabajo que los españoles y criollos imponían a los indígenas autóctonos. Me encantaría seguir hablando sobre Humboldt y sus increíbles logros, como el amplio informe que escribió sobre la mina de Guanajuato, en la cual intercedió en favor de los trabajadores, sus mediciones relativamente exactas del Popocatépetl, del Iztaccíhuatl y el Pico de Orizaba, o sus registros lingüísticos sobre el náhuatl, el totonaco y el tlapaneco, pero ya habrá otra ocasión para rendirle tributo a semejante figura.

Hegel.

Georg Wilhelm Friedrich Hegel nació el 27 de agosto de 1770, en Stuttgart, perteneciente al Sacro Imperio Romano Germánico. En su pubertad asistió a un seminario protestante, donde conoció a sus grandes amigos: el poeta Friedrich Hölderlin y el idealista Friedrich Schelling, ambos grandes intelectuales que saltaron a la fama mucho antes de que Hegel lo hiciera, razón por la cual nuestro protagonista se sintió abatido y desesperanzado durante gran parte de su juventud. Su padre era estricto y distante, y su madre amorosa e inteligente, fue ella quien se encargó de enseñarle latín durante su infancia. La salud de Hegel nunca fue muy buena, por lo cual pasó grandes periodos de su niñez en cama, mismos que utilizaba para alimentar su voraz intelecto; leía de todo y a todos.


Lo increíble de este personaje es la repercusión que tuvieron sus ideas en autores posteriores, ya que gracias a su pensamiento existen: el materialismo histórico marxista, la metafísica nitzscheana, el preexistencialismo de Kierkegaard y el existencialismo de Gabriel Marcel, la crítica ontológica de Heidegger, la filosofía sartriana, la dialéctica negativa de Adorno, la deconstrucción de Derrida, y la teoría psicoanalítica de Lacan, entre otros. Prácticamente toda la filosofía occidental de los siglos XIX y XX se inspira en el sistema ideológico hegeliano, y a grandes rasgos, eso es lo que intentaré explicar el día de hoy.

Para entender la filosofía hegeliana, debemos saber que Hegel era un idealista, al igual que Kant; esto quiere decir que creía en una separación entre lo percibido y lo real, que lo que llega a nuestros sentidos no es la realidad última, sino que vivimos en una realidad subjetiva, y lo real es inalcanzable, ya sea debido a nuestros ineficientes organismos biológicos o a la naturaleza de la realidad misma, ajena a la nuestra. Una de las principales diferencias entre estos autores es que Hegel creía que las ideas que poseemos son sociales: formadas a través de la interacción con el otro, mediante símbolos lingüísticos, mientras Kant creía que las ideas llegaban a nosotros mediante las categorías de pensamiento, que son cualidades inherentes a la naturaleza humana que nos permiten aprehender la realidad, como lo son las categorías de cantidad (unidad y totalidad) o de causalidad y dependencia (causa y efecto).


El idealismo absoluto es la filosofía monista de Hegel, esto quiere decir que materia y espíritu son dos caras de la misma moneda, en contraposición al dualismo, que los considera como dos principios opuestos o irreductibles. Su filosofía monista implica que el ser es un todo integral. En filosofía, el "ser" es lo real, la realidad, abarcando todo lo abarcable y trascendiendo todo lo trascendible. El ser se manifiesta y se conoce a sí mismo mediante identidades de pensamiento —lo que somos cada quien, nuestros "yos"—, puesto que de otra manera no se podría conocer el resto del Ser, eso que denominamos "objeto". Pero, según Hegel, esto no ha sido así por siempre, puesto que utiliza una analogía del proceso evolutivo darwiniano y dice que la única verdad absoluta es la transformación perpetua y dinámica del absoluto —o espíritu— que busca desarrollarse a sí mismo en formas cada vez más complejas. En otras palabras, Hegel dice que hay un espíritu absoluto que ha existido y existirá por siempre, y este espíritu está en constante refinamiento; la evolución del espíritu se puede ver en procesos históricos —como las revoluciones, que apuntan a mejorar las condiciones materiales de los individuos—, biológicos —claro ejemplo del ser humano, que posee un grado de conciencia mayor al de un chimpancé— e incluso astronómicos —como la Tierra, que pasó de ser una bola caliente a un lugar idóneo para vivir—. Todos estos ejemplos de evolución y desarrollo no son más que el espíritu absoluto trascendiendo.


Aquí me gustaría hacer un hincapié filosófico, ya que no hallé el lugar apropiado para incluirlo antes. El espíritu es resultado de la relación entre la idea absoluta —todo lo existente— y el tiempo, puesto que la idea debe irse desarrollando a sí misma a través de algún medio. Espíritu = proceso evolutivo de lo que debería llegar a ser. El espíritu es la idea absoluta en constante cambio. Así como nosotros nacemos siendo bebés frágiles y desconocedores de los grandes enigmas del universo y pasamos a ser —o intentamos— increíbles pensadores críticos que absorben información día y noche con la finalidad de ser mejor persona, de igual manera el espíritu atraviesa etapas de autoconocimiento y perfección constante. De esa manera Hegel explica todo en el universo: querellas históricas, modelos económicos que fracasan, presidentes reformadores, caudillos libertadores, formación y destrucción de estrellas y planetas, etcétera; todo es parte del proceso por el cual el espíritu, que abarca al ser en su totalidad, se perfecciona a sí mismo. Hegel describe todo esto en su libro Fenomenología del espíritu, narración desde la prehistoria hasta inicios del siglo XIX, donde muestra la Historia Universal como el proceso de autoconciencia del espíritu. La Historia es progreso.


"¿Y cómo se da este proceso del cual me hablas?", me preguntarás, pues muy fácil, se da a través de la dialéctica, que consta de tres etapas o ideas: tesis, antítesis y síntesis. Tanto la tesis como la antítesis son parte del espíritu, contradictorias entre sí, como una disonancia cognitiva, y debe haber una lucha entre ellas para llegar a la armonía, o síntesis, la cual tiene un grado mayor de contenido y perfección. Ejemplifiquémoslo: Marianita cree que el aborto está bien, porque es su cuerpo y es su decisión (tesis); Juanito cree que está mal, porque cree que se pudo haber evitado llegar a tal extremo (antítesis); eventualmente, lo que saldrá de las mentadas de madre entre Marianita y Juanito será una reforma educativa que apuntará a una mejora en la educación sexual (complaciendo a Juanito), junto a la libertad legal para ejercer el aborto bajo ciertas condiciones (complaciendo a Marianita); todo esto es la síntesis. Pero la cosa no acaba ahí, puesto que la síntesis ahora será una nueva tesis, y vendrán nuevos detractores dispuestos a ejercer como antítesis nuevamente, y es así como se da el infinito proceso de mejoramiento del espíritu. Esto también es aplicable a la biología —la presa actuando como tesis, el predador como antítesis y nuevos organismos que surgen como adaptación ante la relación de estos dos actores, que serán la síntesis—, a la economía —actualmente tenemos a la tesis capitalista y a la antítesis comunista, y seguimos esperando una síntesis que nos saque del infierno— e incluso en la historia —como ejemplo, tenemos la monarquía absolutista como tesis, la monarquía constitucional como antítesis y la democracia representativa como síntesis—.

Método dialéctico.

Claramente el mundo que describe Hegel es inevitablemente determinista —todo fenómeno está prefijado y encadenado a las circunstancias en que se produce—, por lo cual, dentro de su filosofía, no existe el libre albedrío, ya que todo lo que sentimos, decimos y pensamos no es más que el espíritu absoluto actuando a través de nosotros, siguiendo el camino que marca la dialéctica. Estamos condenados a ser parte del progreso absoluto. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿somos títeres que actúan como engranajes dentro de una maquinaria incomprensible a nuestros ojos? Pues sí, o no, o quién sabe. Hegel solo fue un filósofo más que intentó dilucidar los aspectos más entrañables de la existencia. Y hasta eso, su filosofía no es tan desesperanzadora, ya que al no tener individualidad, al no gozar de una identidad propia, somos parte esencial de algo mucho más grande, de la misma manera en que una hormiga forma parte de un hormiguero, y en realidad eso es lo que hemos hecho a través de la historia: los cazadores-recolectores se juntaron en pequeños grupos para formar comunidades, fenómenos sociales en donde las individualidades pasaron a segundo plano; eventualmente, esos grupos se fueron agrandando cada vez más, convirtiéndose en ciudades y luego en Estados-nación, olvidando más y más que alguna vez existió algo tan inútil como la individualidad. El ser una pequeña parte del espíritu implica una conexión con las demás partes y con el espíritu mismo. Básicamente es lo mismo que dijo el filósofo del amor hace casi dos mil años: «Vosotros sois dioses, y todos sois hijos del Altísimo», Salmos 82:6. Es por esa razón que, para Hegel, la virtud consta en desechar la individualidad.

Fuente: Sergio Garrido.

La dialéctica del amo y el esclavo es una parábola del ser social que es el humano, y la cual es necesaria en el proceso hacia el Absoluto. Existen dos tipos de personas, ambas llenas de ambiciones y sueños, pero solamente el amo hará lo que sea necesario para cumplirlos, el esclavo se someterá y será herramienta para el amo. El esclavo renuncia a su deseo de dominar —se convierte en un objeto—, y el amo solo puede dominar en la medida en que el esclavo lo permita. Tanto el uno como el otro son indispensables para que exista la relación dominante-dominado. Aquí, Hegel nos deslumbra e introduce el pensamiento ilustrado sobre la naturaleza del ser que se identifica en relación con el otro: la autoconciencia implica un punto de vista ajeno, un constraste; el esclavo no existe sin amo, ni el amo sin esclavo; por tanto, en la autoconciencia siempre existirá la conciencia ajena. En algún punto, el esclavo se cansa de su condición, y la acción —llámese tomar las armas o escapar— no es otra cosa más que el pensamiento y deseo de algo inexistente —como libertad o dinero—; en otras palabras, o como lo diría Hegel: «El deseo es la presencia de una ausencia». Este es uno de los motores de la dialéctica hegeliana, el sometimiento, la hambruna, la no existencia de derechos, todos fenómenos sociales que implican un dominante y un dominado, y que llaman a la acción, al cambio.

Litografía de Hegel dando clases, hecha por F. Kugler.

Hegel fue un filósofo increíblemente inteligente, pero por lo mismo pecaba de una inmensa arrogancia, a tal grado de haber calificado su sistema filosófico, la fenomenología del espíritu, como la filosofía máxima; llegó a decir que sus ideas englobaban todo lo pasado, presente y futuro, y que los filósofos posteriores no harían más que repetir sus palabras. Dejando de lado su petulancia, opino que realizó aportes increíbles al pensamiento humano. La filosofía puede ser útil, como la filosofía política, o puede ser inútil, como aquella que se pregunta sobre el ser, pero independientemente de su naturaleza pragmática, siempre es deliciosa. Hegel es un reformador de ideas, un caballero de la vanguardia filosófica, un terrateniente del conocimiento, y eso se debe a que se pasó una vida entera leyendo, absorbiendo ideas y reflexionando sobre ellas. Hegel no solo es una inspiración, es un punto de inflexión en la Historia, es el espíritu absoluto creando el progreso y apuntando hacia el fin último de la existencia: la perfección.


Corrección de estilo:

Lizbeth Islas


Fuentes de información:



Cuartango, Pedro, Diálectica del amo y del esclavo, El Mundo, disponible en: https://www.elmundo.es/opinion/2014/12/26/549dbe90ca474162158b456c.html


Marte 19, Hegel - Filosofía de la Historia - Dialéctica, YouTube, 20 de agosto del 2019, disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=q888SgqJSsI&app=desktop


Spark Notes, Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1831), Spark Notes, disponible en: https://www.sparknotes.com/philosophy/hegel/themes/


Spencer, Lloyd, Krauze, Andrzej, Hegel para principiantes, Buenos Aires, Era Naciente SRL, 2002.


Wikipedia, Alexander von Humboldt, viaje por Nueva España, Wikipedia, disponible en: https://es.wikipedia.org/wiki/Alexander_von_Humboldt#Viaje_por_Nueva_Espa%C3%B1a_(M%C3%A9xico)


Wikipedia, Georg Wilhelm Friedrich Hegel, Wikipedia, disponible en: https://es.wikipedia.org/wiki/Georg_Wilhelm_Friedrich_Hegel


Wikipedia, Idealismo absoluto, Wikipedia, disponible en: https://es.wikipedia.org/wiki/Idealismo_absoluto

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