La muerte: nuestra querida y vieja amiga
Actualizado: 26 dic 2020
"Morimos dos veces: una, cuando dejamos de respirar, y la segunda,
cuando alguien dice tu nombre por última vez".
Banksy
Hablemos de la muerte: no ve color de piel, no ve posición social, no ve edades, no discrimina a nadie; todos deberíamos ser como ella. No importa si eres un niño africano padeciendo malaria o si eres un estadounidense con sobrepeso y problemas del corazón, ella te visitará y con un toque te librará de todo sufrimiento. A mi parecer, ella es el verdadero San Nicolás, repartiendo el regalo de la muerte a lo largo y ancho del mundo. Si consultas la métrica poblacional mundial (aquí), verás que cada segundo muere una persona (y nacen tres), por lo cual la muerte es quien más trabajo tiene, la pobre nunca descansa (a menos que te encuentres inmerso en la excelente novela de Saramago, Las intermitencias de la muerte. Y lo entiendo, la muerte no es algo envidiable, no se lo deseas ni a tu peor enemigo (porque toda historia interesante cuenta con un antihéroe), ¿pero qué esperábamos?, tragamos como marranos, nunca hacemos ejercicio, nos la pasamos aplatanados en el sillón o en la cama, ni siquiera somos capaces de tomar agua porque ¡qué rica está la coquita!, y cuando la muerte toca a nuestra puerta, ¿resulta que nos toma por sorpresa? Como diría Shakira, "A otro perro con ese hueso". Todo ser humano es consciente de que va a morir, y le aterra la idea, pero no lo suficiente como para alargar su tiempo en este mundo.

¿Recuerdas el momento en el que te volviste consciente de la muerte?, quizá haya sido por un familiar, un amigo cercano, una mascota, o incluso gracias a un producto cultural, como una novela o una película; eventualmente, todos debemos enfrentar que algún día dejaremos de ser, y eso trae consigo un sentimiento muy poderoso, crea vacíos y crisis existenciales. ¿Cuál es el punto de todo? ¿Por qué estamos aquí? ¿Por qué nací y por qué tengo que morir? ¿Por qué las cosas son como son y no pueden ser diferentes? Ese sentimiento de impotencia ante la magnificencia de la muerte nos lleva a crear mecanismos de defensa para manejar lo inevitable, como tener un hijo, escribir un libro, intentar cambiar el mundo, lo que sea, el punto es perdurar, trascender en el tiempo, burlar a la muerte.
Este sentimiento ha llevado a tres psicólogos sociales (Jeff Greenberg, Sheldon Solomon y Tom Pyszczynski) a crear la teoría del manejo del terror, la cual propone que existe un conflicto resultante de la autopreservación y el admitir que, tarde o temprano, moriremos. El mecanismo de defensa procedente de esta pugna interna es aferrarnos a creencias culturales y sistemas simbólicos que perduren más allá de la vida física, como un dios o la patria. Y tiene sentido, ¿cuánta gente no ha muerto por dar su vida a un dios? por mencionar los sacrificios aztecas o guerra religiosa medieval; o a una patria, llámese Esparta o Estados Unidos en pleno siglo XXI; y el lector tendrá que excusarme, porque aquí no se entiende ni una razón ni la otra.
A pesar de que la muerte es lo único que concierne a todo ser humano por igual, se ha hecho un esfuerzo increíble por ocultarla. Hace 200 años, cuando alguien moría, la familia se hacía cargo de todo el proceso implicado en la muerte: desde confeccionar el ataúd hasta enterrar al fallecido en su propio jardín, pero con el progreso industrial y científico hubo un incremento considerable de hospitales, funerarias y rastros (esas instalaciones dedicadas al sacrificio de animales con fines alimenticios; recordemos que la gente solía criar los animales que posteriormente serían sus alimentos), lo cual significa capas sobre capas en un proceso completamente natural. Y más allá de simplemente ocultarla, se han hecho esfuerzos tremendos por vencerla, como es el caso de Alcor, una compañía que practica la criónica (preservación de cadáveres en nitrógeno líquido), con la esperanza de que nuevas tecnologías futuras puedan traerlos de vuelta. Personalmente, creo que es una relación poco sana con la muerte: somos seres orgánicos destinados a perecer, y querer cambiar nuestro destino es ir contra las leyes de la naturaleza, subrayando que una sociedad de gente inmortal es ambientalmente insostenible. La pasión por la vida viene gracias a que es finita, lo que le da sentido a vivir es que algún día moriremos, y no deberíamos jugar con eso.

Y bien, dejando de lado la filosofía, ahora le toca a la ciencia. ¿Qué es la muerte, científicamente hablando? En el terreno de la medicina tenemos varios tipos de muertes:
Muerte celular: así como el ser humano tiene un ciclo vital, de igual manera una célula. La regulación homeostática (equilibrio interno) depende de este ciclo vital celular. Aquí tenemos: 1) la apoptosis, estímulos bioquímicos que llevan a una célula a "suicidarse"; 2) la necrosis, lesión suficientemente grave como para que el tejido celular no se pueda regenerar; y 3) la autofagia, que son fagocitos que inician la respuesta del sistema inmune.
Muerte orgánica: cese permanente de un órgano que lleva a la necrosis.
Muerte clínica: ausencia de flujo en el organismo.
Muerte biológica: necrosis tisular total.
Muerte encefálica: ausencia irreversible de toda función bioquímica y electrofisiológica del sistema nervioso.
Sean cinco o mil las definiciones rimbombantes que utilicen los especialistas, muerte hay una, y el proceso es el mismo para todos: las mitocondrias (orgánulos encargados de suministrar energía) dejan de sintetizar ATP (molécula necesaria para cualquier reacción bioquímica) y deja de haber respiración celular, comenzando con la primera de las muchas muertes explicadas anteriormente y desencadenando un efecto dominó que culmina con nosotros bajo tierra. Para ese entonces, nuestras enzimas ya habrán digerido toda membrana celular, y las bacterias, que solían estar controladas por el sistema inmune y alojadas en la microbiota intestinal, se habrán adueñado de cada rincón de nuestro putrefacto cuerpo; posteriormente, arriba la microbiología exógena, como bacterias y hongos que se hallan en la tierra, y comenzarán a nutrirse de nuestros decadentes organismos, ricos en nitrógeno y carbono; al alimentarse de los tejidos corporales, fermentan los azúcares en su interior, lo que produce derivados gaseosos, como el metano, el sulfuro de hidrógeno y el amoniaco, que se acumulan por todo el cuerpo y lo inflaman, gases que más tarde saldrán por los orificios disponibles (como el ano o piel desgarrada), dando entrada a insectos y carroñeros, como la sarcophagidae (comúnmente conocida como mosca de la carne), para poner unos 250 huevos y dejar que sus larvas se alimenten de nuestra carne descompuesta. Qué hermosa imagen, ¿cierto? La vida nace de la muerte, es el ciclo infinito.

Vivimos buscando el sentido de la vida, cuando el sentido es la vida misma: no es un medio para un fin, sino que es un fin en sí mismo. Tú, persona que estás leyendo esto, estás viva, y eso es lo único que importa; deja de pensar en la muerte, pues, como decía Epicuro, "La muerte es una quimera: porque mientras yo existo, no existe la muerte, y cuando existe la muerte, ya no existo yo". Un día toda la humanidad habrá perecido, nadie recordará quién fui, ni quién fuiste tú, y quizá otra especie haya evolucionado lo suficiente como para plantearse las mismas preguntas: "¿Por qué estoy vivo? ¿A qué vine?", y me atrevería a responderle exactamente lo mismo que a ti: a nada. Somos una bonita casualidad que fue, que es y que dejará de ser. Amemos y disfrutemos mientras seguimos siendo, porque nadie tiene asegurado el día de mañana, pero al menos tenemos asegurado el día de hoy.
Corrección de estilo:
Lizbeth Islas.
Fuentes de información:
Costandi, Moheb, ¿Qué ocurre después de la muerte?,
El País, 3 de noviembre de 2015, disponible en: https://elpais.com/elpais/2015/10/20/ciencia/1445337182_852965.html
Elsevier Connect, Muerte celular: apoptosis, necrosis y autofagia, Elsevier,
25 de junio de 2019, disponible en: https://www.elsevier.com/es-es/connect/medicina/bioquimica-muerte-celular-apoptosis-necrosis-y-autofagia
Jaramillo-Magaña, José J., "Muerte Clínica, Muerte Somática y Muerte Encefálica", Revista Mexicana de Anestesiología, México, núm. 16, 1993,
pp. 81-84, disponible en: https://www.medigraphic.com/pdfs/rma/cma-1993/cma932d.pdf
Martínez Lara, Antonio, La importancia de la mitocondria sobre la vida y la muerte celular, Pronacera Therapeutics, 17 de febrero de 2020, disponible en: https://www.pronacera.com/es/la-importancia-de-la-mitocondria-sobre-la-vida-y-la-muerte-celular/
Pennisi, Elizabeth, Thousands of unexpected microbes break down our
bodies after death, Science, 10 de diciembre de 2015, disponible en: https://www.sciencemag.org/news/2015/12/thousands-unexpected-microbes-break-down-our-bodies-after-death
Vsauce, ¿Debería morir?, YouTube, 26 de diciembre de 2018, disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=zRxI0DaQrag&t=2s