La sociedad del espectáculo
Actualizado: 26 dic 2020
La historia de la raza humana está plagada de creencias, algunas de ellas han sometido pueblos enteros bajo preceptos autoritarios y algunas otras han liberado a esos pueblos de las cadenas opresoras. Las personas necesitan algo en qué creer, por más falso e ilógico que sea, porque no tenemos idea de qué hacemos aquí, ni de por qué venimos, y lo más probable es que no tengamos algún propósito, simplemente somos organismos que surgieron del inevitable accionar del azar: en un momento había una singularidad espacio-temporal, esa que culminó en el Big Bang, y en otro momento ya había seres antropomorfos cazando mamíferos en la sabana africana, todo lo que pasó entre el punto A y el punto B no es más que el todopoderoso azar creando un universo infinito, regido por leyes físicas y químicas. La única realidad aceptable es esa: el universo es frío e indiferente ante nuestra existencia, cualquier cosa que queramos aceptar para hacer nuestra corta vida más llevadera no es más que una ilusión, un paliativo, una mentira que le contamos a los niños para que no caigan en una crisis existencial. En fin, no pienso imponer mi manera de pensar, ya que es una creencia más, otro pensamiento sujeto a la falibilidad, al error; a lo que quiero llegar es que todos creemos en algo, y así ha sido a lo largo de la historia.
El filósofo surcoreano Byung-Chul Han habla acerca de mi manera de pensar, propia de la posmodernidad, en su libro La desaparición de los rituales, en el cual profetiza un mundo sin armonía comunitaria, ya que las prácticas simbólicas han desaparecido casi en su totalidad. Este asesinato a la comunidad, al ser parte de algo más grande que el individuo, cimienta sus bases en múltiples patologías, como: la noción de productividad —lo único que importa es cuánto producimos, los sentimientos y los pensamientos pasaron a segundo plano; nos convertimos en máquinas—, la competencia con el otro —en un mundo sin oportunidades, son pocos los que pueden conseguirlas—, el dataísmo —aquí, Han se refiere al Big Data, al hecho de que hay tantos datos, tanta información, que es imposible separar lo verdadero de lo falso, lo útil de lo inútil—, la descomunicación —la comunicación digital, dice Han, el contacto incorpóreo, no es comunicación; estamos conectados, pero solos—, el consumismo —al igual que Zygmunt Bauman, Han categoriza a las relaciones personales, e incluso a las personas, como objetos de consumo, algo que puede tirarse a la basura tras haberlo consumido—, la no existencia de los ritos de pasaje —Han atribuye la infantilización del adulto a la falta de ritos: al no haber rituales que me concedan el título de "adulto", como cazar un tigre o sobrevivir en una selva durante una semana, envejecemos sin hacernos mayores—. Todas estas prácticas posmodernas y capitalistas llevan a la individualización del sujeto, a pesar de que su mayor ventaja evolutiva haya sido la cooperación.


Seamos honestos: somos seres frágiles, con habilidades físicas relativamente inútiles (un jaguar corre mucho más rápido, un oso es mucho más fuerte, un camaleón se adapta mejor a su ambiente, un ratón es mejor escondiéndose), tardamos bastante en formarnos por completo (el cerebro termina de desarrollarse hasta los veinticinco años), y, por si fuera poco, nos atacamos entre nosotros por tener algo diferente, llámese color de piel, complexión facial, costumbres, creencias o historia. Somos organismos delicados que tienden a actuar de manera irracional, pero las pocas veces que actuamos racionalmente logramos cosas increíbles, y eso es lo que nos ha traído hasta aquí, nuestra capacidad de racionalización.
Pensemos en la historia del homo sapiens: las tribus, o grupos comunales, primigenias solían abarcar al núcleo familiar, las cuales buscaban refugio y alimento para sobrevivir; cualquier otra tribu, o familia, era un enemigo que buscaba los mismo recursos. Ahí comenzó la cooperación, puesto que si querían sobrevivir, debían cooperar, y poco a poco los grupos fueron incrementando, ya que las tareas requerían cada vez de más asistencia. Gracias a esta herramienta, surgieron actividades como la caza, la ganadería y la agricultura, y fueron brotando proto-Estados-nación por aquí y por allá, los cuales son fenómenos emergentes —sistemas no reductibles a sus partes constituyentes—, y a la vez, esos fenómenos creaban otros aún mayores, como el Mercado o la economía global. Así como un conjunto de células conforma un tejido, de la misma manera un conjunto de seres humanos conforma un país. Somos fenómenos emergentes creando fenómenos emergentes, y me emociona pensar que este proceso tiende al infinito, pero regresando a mi punto central: la cooperación es nuestra única ventaja objetiva sobre las demás especies. Dominamos el planeta gracias a que cooperamos, pero en la posmodernidad se están invirtiendo los papeles, puesto que ahora todos son enemigos y lo que más se valora es la individualidad.

¿Y cuál es el resultado de una sociedad peligrosamente individualizada?, pues que vivamos en un capitulo de Black Mirror, ese en el cual todos pasan sus días en un cuarto de 3x3 con pantallas gigantes y atiborrados de comerciales en todo momento. Para profundizar en esto, primero hablemos de las nuevas tecnologías y la manera en que funcionan los algoritmos. Facebook es la empresa por excelencia de la posmodernidad. ¿Cómo puede valer tanto ($11,399,194,450,000 —once billones trescientos noventa y cuatro mil ciento noventa y cuatro millones cuatrocientos cincuenta mil MXN) una empresa que es "gratis"? Bueno, es bastante conocido el dicho "Si algo es gratis, entonces tú eres el producto". Facebook no es una empresa en donde seamos el cliente, sino que somos el producto, los clientes son las compañías multimillonarias que invierten para que nosotros lleguemos a sus productos, Facebook no es más que un intermediario, un punto de contacto.
Ahora, Facebook funciona mediante algoritmos: si yo doy "me gusta" a publicaciones de perritos y memes sobre política, el algoritmo me mostrará todo el contenido sobre perritos y memes sobre política, junto con otro tipo de contenido que podría gustarme, basándose en mis preferencias y en estadísticas sobre usuarios parecidos a mí. Internet está PLAGADO de contenido, y es por eso que los algoritmos cumplen su función, mostrándonos solamente lo que queremos ver, el problema es que eso nos mantiene en una burbuja ideológica de la cual es imposible salir, porque no se nos muestra el otro lado de la ideología. El hecho de que nos bombardeen con contenido con el cual estamos de acuerdo es terriblemente dañino, ya que solamente confirma nuestras creencias, las cuales, como mencioné al principio, son falibles; no existen verdades absolutas. Es por eso que tienes de un lado a los pro-aborto llamando "hipócritas" e "ignorantes" a los pro-vida, y tienes a los pro-vida llamando "inmorales" y "asesinos" a los pro-aborto, porque el algoritmo no hace más que decirle a cada persona "Oye, eres muy inteligente y tienes la razón".

Es así como llegamos a la sociedad del espectáculo, en donde los políticos tienen que polarizar al pueblo para poder llegar al poder, en donde los debates presidenciales se reducen a quién se burló mejor de su contrincante. Hemos alcanzado la infantilización de la sociedad, ya no hay propuestas serias sobre cambios en los Estados-nación, solamente hay memes a favor y en contra. Estamos encadenados a nuestros dispositivos, los cuales confirman nuestros sesgos y prejuicios, y atacamos a cualquiera que no piense como nosotros, que no profese los mismos valores y creencias dentro de un mundo lleno de valores y creencias. Creemos que tenemos la verdad absoluta, porque así nos lo dice Facebook, y cualquier negacionista merece la muerte. Pasamos de aprehender la realidad de manera directa a aprehenderla a través de los dispositivos: todos sabemos cómo es Francia, ¿cierto?, pero no todos hemos ido. Llenamos nuestra cabeza de "realidades" irreales, de representaciones culturales que figuran más como estereotipos que como imágenes fidedignas.
La sociedad del espectáculo es la manera del ser humano de crearse nuevos deseos, ya que antes debía preocuparse por conseguir comida, refugio y no morir ante un predador bravío, pero una vez aseguradas las necesidades básicas, quedamos a la deriva en un mundo indiferente y sin sentido, y es ahí en donde entran agentes patológicos a contaminarnos la mente, diciéndonos qué comprar, qué pensar, qué decir, todo bajo el discurso narrativo del espectáculo: un coche te lo venderán mediante un comercial en el cual algún sujeto extremadamente guapo saldrá manejando a toda velocidad en un paraje inhóspito, acentuando la libertad y grandeza que posee el individuo —solamente por tener un automóvil—, de la misma manera que una ideología te la venderá un político mediante risas y burlas sobre el oponente. Somos niños —individuos sin la capacidad fisiológica de generar pensamiento crítico— pegados al televisor.

En fin, tampoco tengo la solución, quizá sea una mezcla entre la educación liberadora de Freire, para generar pensamiento crítico, y reformas estructurales a las perras constituciones que fueron escritas HACE SIGLOS, en condiciones completamente diferentes, pero que se siguen respetando letra por letra, ya que, hasta cierto punto, sostienen nuestros irrisorios Estados-nación. No tengo la solución, y nadie la tiene, porque cualquier oferta que haga, será una creencia más plagada de subjetividad. Solamente podemos opinar de lo que conocemos, y creernos aptos para crear sistemas aplicables a todo ser humano, bajo sus condiciones relativas, es estúpido. Lo único que podemos hacer, por el momento, es conocer la manera en la que opera el sistema y luchar contra él lo más que podamos, porque, como bien dijo Camus: "La única manera de lidiar con un mundo sin libertad es llegar a ser tan libre que tu mera existencia sea un acto de rebelión".
Fuentes de información:
Celebrity Net Worth, Facebook Net Worth, Celebrity Net Worth, disponible en: https://www.celebritynetworth.com/richest-businessmen/companies/facebook-net-worth/
Iglesias, Analía, Byung-Chul Han nos alerta del peligro de 'la desaparición de los rituales', El asombrario, disponible en: https://elasombrario.com/byung-chul-han-alerta-peligro-desaparicion-rituales/