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Sistema endocannabinoide: qué hace la marihuana en nuestro cuerpo

Actualizado: 26 dic 2020



Si eres un marihuano, probablemente te has preguntado cómo funciona la marihuana en tu cuerpo, qué es lo que produce en él, tanto sus efectos a corto como a largo plazo, y en este post, de marihuano a marihuano, es lo que intentaré explicar.

El uso del cannabis como planta medicinal se remonta al principio de los tiempos (en realidad, los registros más antiguos de su uso datan de diez milenios antes de la era común, y en cuanto a su uso medicinal, la primera referencia es de hace 4,757 años, pero quería añadir dramatismo): el emperador chino Shen Nung, padre de la medicina china, recopiló sus conocimientos sobre plantas medicinales en un libro (en el cual incluía el cannabis, junto con el ginseng y la efedra), el cual fue escrito en el año 2737 a.e.c.; los egipcios, cerca del año 1500 a.e.c. escribieron el Papiro Ebers, en el cual describían cómo usar la planta en supositorios para aliviar hemorroides; el Éxodo, escrito entre los años 1450-1410 a.e.c., habla de un «ungüento sagrado hecho a partir de kaneh-bosem» (material que los especialistas han identificado como cáñamo); e incluso el profeta persa Zoroastro, en uno de sus textos religiosos más importantes, el Zend-Avesta, escrito hace 2,700 años, clasifica a la marihuana como la planta medicinal más importante de entre 10,000 plantas diferentes. Y, como dato curioso extra, un equipo de arqueólogos chinos encontró en el desierto Gobi la tumba de un chamán (conocidos por ejercer prácticas curativas), con la misma antigüedad que el escrito del profeta de Oriente Medio, que fue enterrado con su tostón.


Pero la historia y sus forjadores no sólo le atribuyen propiedades medicinales, sino también relacionadas con la sexualidad: en todo el mundo ha servido como un remedio para la impotencia sexual, como es el caso en Serbia, que utilizan un compuesto de hachís mezclado con mantequilla de almendra, pétalos de flores, hojas y raíces; en Rusia, las mujeres preparaban un amasijo de cannabis con grasa de cordero llamado nasha, el cual se untaban en la zona vaginal para reducir los dolores de las primeras relaciones sexuales; en Uganda, se ha utilizado durante años para tratar enfermedades de transmisión sexual, tanto fumada y masticada como en infusión de cerveza; y en Arabia e India se inyectaba por vía uretral, en forma de tinta, para combatir la uretritis, enfermedad bastante común entre las trabajadoras sexuales. Y bueno, la mayoría de estos ejemplos siguen siendo medicinales, pero es un pequeño apartado de sexualidad. El punto es que su uso se ha dado en todas las culturas y en todos los tiempos, aún sin tener una explicación rigurosa de cómo es que se benefician, pero hoy tenemos CIENCIA, aquella rama del saber humano construida mediante conocimientos objetivos y verificables, que observa, experimenta y explica el universo y a sus habitantes, y el cannabis, mis estimados amigos, es uno más de esos habitantes.

El interés medicinal por esta maravillosa planta desapareció con el tiempo, y si al desinterés inherente que viene con el paso de los años (pregúntenle a cualquiera de mis ex para mayores referencias :( ) le sumamos las políticas prohibicionistas estadounidenses del siglo XX que lograron satanizarla (ya escribí un post al respecto, lo puedes consultar aquí), nos da como resultado el abandono total y científico de la planta, hasta que un profesor israelí la volteó a ver en la década de los sesentas y dijo "baia baia". Raphael Mechoulam aisló y sintetizó el delta-9-tetrahidrocannabinol (THC), uno de los principales componentes activos de la marihuana, y poco después hizo lo mismo con el cannabidiol (CBD), y descubrió que estos compuestos orgánicos se "conectan" con las células de nuestros cuerpos, a manera de "llaves" incrustándose en cerraduras. Las células de nuestros cuerpos tienen receptores especializados para cada tipo de molécula, o «ligando»; la unión del ligando al receptor cambia su forma o actividad, lo que le permite transmitir una señal o producir cambios dentro de las células. Existen los receptores intracelulares (proteínas que se encuentran en el citoplasma o en el núcleo) y los receptores extracelulares (proteínas ancladas a la membrana), y a nosotros nos interesan estos últimos.


En la imagen de arriba precisamente tenemos estos receptores que interactúan con los compuestos activos de la marihuana, que son los receptores CB1 y CB2, ubicados en la capa exterior de las células. Mechoulam descubrió que los cannabinoides (esta palabra engloba a todas las sustancias químicas, las más de cien que hemos descubierto, que se enlazan con algún receptor del sistema endocannabinoide) actúan a manera de mensajeros químicos, y se preguntaba por qué tenemos receptores especializados para este tipo de compuestos, o, en otras palabras, por qué la marihuana surte efectos en el ser humano. En la década de los 90s se descubrió un cannabinoide endógeno (o sea, que nuestro cuerpo lo genera; el THC y CBD son exógenos), al cual llamaron anandamida. Ésa era la razón por la cual nuestro cuerpo tenía receptores especializados, porque los cannabinoides no son propios de la marihuana (de ahí que los propios de ésta se llamen «fitocannabinoides», pero los seguiré llamando «cannabinoides» por razones prácticas), sino que están en todos los mamíferos (eso te incluye a ti, a tu tía y a tu perro al que le pones un suéter cuando hace frío).


Recuerdan que los ligandos y los receptores transmiten señales, ¿cierto?, pues al descubrir la andamida, también se descubrió que forma parte de un sistema más amplio de comunicación intercelular, al cual llamaron sistema endocannabinoide. A grandes rasgos, el sistema endocannabinoide es el sistema que contiene todos estos receptores de cannabinoides y endocannabinoides, permitiendo la interacción entre moléculas y células, resultando en cambios/procesos fisiológicos. Este sistema no sólo nos permite ponernos bien locotes, sino que está íntimamente relacionado con los procesos homeostáticos (aquéllos que mantienen regulado el cuerpo: en condiciones internas constantes, como el control de la temperatura, el control del PH, o el nivel de azúcar en la sangre), y muchísimos procesos más.


Los receptores CB1 y CB2 se distribuyen de manera tajante: CB1 en el sistema nervioso central (el cual abarca el encéfalo y la médula espinal), más específicamente en los núcleos basales, el cerebelo, el hipocampo, en la corteza motora, en el lóbulo frontal, en el asta dorsal de la médula espinal y en las neuronas de los ganglios basales; y CB2 en los nervios periféricos, más específicamente en el bazo, en las amígdalas y en todas las células inmune: macrófagos, células B, células T, monocitos y neutrófilos.


Todo lo antes mencionado significa que al consumir mariguana se producirán dos tipos de efectos, los inmediatos: euforia, sensación de bienestar, risas, mayor desenvolvimiento social, y los retardados: relajación, reflexión, somnolencia y ataques paranoides o depresivos breves. También hay alteraciones motoras y en el tiempo de reacción en ambos efectos.

Y bien, ahora que sabemos a grandes rasgos cómo funciona este sistema y qué efectos tiene; "¿cómo surge?", me preguntarás. Pues bien, hace aproximadamente cuatrocientos cincuenta millones de años, durante el período Cámbrico, surgen los animales deuteróstomos, con simetría axial (esto quiere decir que son simétricos y que primero se forma el ano y luego la boca en estado embrionario), y en ellos encontramos lo que pasaría a conocerse como el sistema endocannabinoide. Eso permite, mediante la evolución, que animales de especies totalmente diferentes podamos sintetizar a demanda biológica estos ácidos grasos (endocannabinoides). ¿Y por qué surge?, ¿qué demanda evolutiva lo hizo "aparecer"? Pues básicamente por lo que ya expliqué arriba: el sistema endocannabinoide regula otros sistemas, como los homeostáticos o el inmunológico, así que este sistema es prácticamente el que nos mantiene vivos al regular desde el estrés, pasando por el apetito, hasta la libido. Comemos, nos reproducimos, nos entristecemos, gracias a este sistema, y no sé ustedes, pero yo no sabía nada de él hasta que me puse a investigar por cuenta propia; ningún profesor o profesora me dijo en algunos de todos los años que llevo de estudio: "oye, fíjate que el sistema endocannabinoide es uno de los más importantes porque...", ni en clases de biología ni en clases de salud (sí, así se llamaba mi materia de preparatoria), y tampoco es que los pueda culpar a ellos por no enseñarme algo que desconocen, ya que este tema se restringe a especialistas en el campo de la neurobiología, pero qué pedo UNAM, mínimo una mencionadita en cualquiera de las clases antes mencionadas, ¿no?


A manera de síntesis: este sistema todopoderoso regula el equilibrio de los procesos internos, el apetito, el sueño, el estrés, la libido, la memoria, el aprendizaje, tareas de concentración, la excitabilidad neuronal, el ciclo reproductivo, tanto masculino como femenino, el desarrollo embrionario, el sistema cardiovascular, la motilidad intestinal (acción fisiológica del aparato digestivo que desplaza el contenido de la boca hacia el ano), la percepción del dolor, y tiene efectos sobre la percepción sensorial y sobre la conciencia: HACE TODO POR MANTENERNOS CON VIDA, por lo tanto, los compuestos activos de la mariguana que interactúan con él, o cannabinoides, tienen propiedades terapéuticas para el tratamiento del dolor y pueden ser utilizados para tratar la epilepsia, otros estimulan el apetito (solución a un gran problema en pacientes con cáncer y VIH), otros más son útiles en pacientes con esclerosis múltiple, Parkinson, Tourette, glaucoma, traumatismos encefalocraneanos, asma bronquial... en fin, Mechoulam, al interesarse en la marihuana y descubrir que existen los cannabinoides, abrió un nuevo campo de investigación con posibilidades infinitas acerca del funcionamiento de nuestro cuerpo, junto con nuevos caminos inexplorados para la farmacología.


¿Y los efectos negativos del consumo de la mariguana?, pues sí los hay, pero son mínimos y en casos muy particulares; incluso existen varios estudios hechos en individuos que asistieron al Festival de Woodstock (aquel evento locochón donde todos o se estaban drogando o estaban fornicando drogados), y cerca del 90% de ellos llegaron a ser profesionalmente exitosos, a pesar de que jamás cesaron el consumo de cannabis. Pero algo que debemos tener muy en claro es que el cannabis solamente actúa gracias a que existe el sistema endocannabinoide, que fue un curioso azar del destino que la evolución desarrollara en nosotros este sistema, y que descubriéramos, en épocas precientíficas, los inmensos beneficios de una planta relacionada con un sistema que desconocíamos hasta hace menos de un siglo. Siempre me ha maravillado la función del azar y la aleatoriedad en la vida, cómo cada evento específico en la historia de este planeta ha contribuido para que en algún punto yo pudiera escribir este post, así como tú pudieras leerlo, y creo que es algo en lo que pocas veces nos detenemos a pensar, ya sea por la rapidez de la vida (levántate, come, estudia, come, duerme) o por la falta de información científica que nos hace admirar la vida misma y lo prodigiosa que es. Estamos vivos en este momento, producto de infinitos azares, y no nos queda más que disfrutarlo.

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